Por un lado se encuentran aquellos analistas económicos escépticos del uso de estos modelos y que, por tanto, consideran que los resultados numéricos derivados de ellos son prácticamente inútiles. Lo son -afirman- tanto porque es ocioso tratar de modelar (esquematizar o incluso caricaturizar) una realidad económica compleja, como por el hecho de que los supuestos en los que se basan (la mayoría de las veces) no son reales. En no pocas ocasiones consideran que la econometría se utiliza para probar numéricamente lo que de antemano se sabía o lo que se quería: es la justificación del pretexto.
Pero más grave aún es que consideran que los modelos son elaboraciones idealizadas de la realidad porque se basan en la construcción de paraísos intelectuales, por lo que no pueden ser más que falsaciones premeditadas y, en consecuencia, la aplicación de políticas derivadas de sus enunciados necesariamente conducirá a resultados inadecuados, ajenos y dañinos a la realidad concreta.
Por lo general, refuerzan su rechazo al uso de modelos al resaltar y magnificar la imprecisión de los pronósticos generados por los modelos econométricos e incluso el fracaso de las políticas económicas de las dos últimas décadas, aduciendo que desde que el grupo de tecnócratas (sic) se ha adueñado de los gobiernos y se ha ampliado el uso de modelos, en esa medida han aumentado los fracasos socioeconómicos de naciones enteras.
El primer grupo de economistas es renuente no solo a aceptar la metodología sino también la filosofía de la modelación, por lo que tiende a rechazar el trabajo que realiza el segundo grupo.
Frente a las turbulencias económicas, su percepción del futuro tiende a ser difusa porque en gran medida su comprensión de la realidad económica es esencialmente intuitiva y cualitativa.
La raíz de su rechazo al segundo grupo de economistas puede deberse a los orígenes de su formación académica, que en gran medida estuvo asociada a una posición ideológica contraria al uso de los métodos cuantitativos. Recordemos que durante la década de 1970, muchas de las escuelas públicas de economía de América Latina recibieron una influencia importante de la ideología marxista, la cual consideraba que la utilización de técnicas estadísticas de medición respondía a un enfoque burgués, que -desde su discurso- era por definición erróneo y manipulador. Este primer grupo de economistas consideraba todavía hace poco más de una década que el análisis y el trabajo del economista deberían enfocarse a que el cambio social se dirigiera desde las ciencias sociales, por lo cual los modelos que pretendían analizar y pronosticar el crecimiento económico y la evolución de variables especificas sin tomar en cuenta ese objetivo revolucionario, se constituían en un instrumento de la preservación del modo de producción que había que modificar.
2. La investigación y la modelación económica.
3. Los modelos macroeconométricos en el análisis económico.
4. El proyecto econométrico.
5. En defensa de la macroeconometría estructural.
6. Hacia una nueva econometría estructural.
7. Construcción de un modelo estructural de demanda agregada para la economía mexicana, 1970-2003.
8. Métodos de estimación.
9. Simulación.
10. Propiedades dinámicas de un modelo.
11. Usos de los modelos estructurales.
12. Cointegración y vectores autorregresivos.
Autor/es: Eduardo Loría
Edición: 1ra Edición
ISBN: 970-26-1023-0
Tipo: Libro
Formato: PDF
Idioma: Español
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